Bajar del avión y pedir un Uber en el Aeropuerto de la Ciudad de México, pronto podría ser cosa del pasado.
Desde que UBER existe ha generado opiniones a favor y en contra. Por un lado, para el usuario UBER y el resto de las APPS de movilidad, significan una gran comodidad y generalmente precios más bajos. Para los choferes y empresarios del transporte público tradicional, son una competencia desleal, pues no tienen que contar con un permiso de taxi, que, dicho sea de paso, se han devaluado enormemente en los últimos años. En medio de usuarios y taxistas están las autoridades, que en algunos lugares han adoptado una actitud permisiva, mientras que en otros han prohibido totalmente el servicio.
En México el servicio de APPS de movilidad también ha encontrado resistencia en forma de presión de los taxistas, que han organizado marchas, bloqueos y han llegado al exceso de dañar los automóviles de las APPS de movilidad y agredir físicamente a sus conductores. Sin embargo, con el paso de los años, en la mayoría de las ciudades se llegó a una especie de tregua a las hostilidades físicas. Ahora el antagonismo a los conductores de APPS viene más bien de las autoridades en forma de extorsión e intimidación. Esto en mayor o menor medida en todo el país, aun cuando las APPS de movilidad estén reguladas en algunos lugares.
En cuanto a los aeropuertos, la situación no es muy diferente. Hay ciertos aeropuertos donde a la fecha no existe el servicio de UBER y otros donde parece operar con toda normalidad. Sin embargo, aun donde el servicio parece prestarse sin ninguna restricción, los operativos sorpresa no son raros y resultan en multas y en incluso el aseguramiento de las unidades y su envío al corralón.
Hasta hace unos días el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, parecía ser una de las terminales más permisivas de APPS de movilidad en el país, pues un gran número de personas solicitaban el servicio para ser recogidos en cualquiera de sus dos terminales. Lo anterior, a plena vista de autoridades y si el menor contratiempo, sin embargo, las cosas parecen estar a punto de cambiar. En recientes días aparecieron en carteles en las vialidades de las terminales 1 y 2, que indican que estar prohibido el recoger pasaje a los automóviles de aplicaciones de movilidad y que se aplicará una multa de $43,000 pesos a los infractores.
A algunos días de la aparición de los carteles de advertencia, los usuarios reportan que la situación al parecer no ha cambiado y que aún es posible solicitar y abordar un transporte de aplicación. Sin embargo, la sola aparición de las advertencias causa un malestar en los usuarios, que ven una vez más coartado su derecho a elegir el medio de transporte que más les convenga. Es obvio que esta decisión no fue tomada con el usuario en mente, sino pensando el proteger el duopolio de taxis que existe en la terminal capitalina.
La supuesta ilegalidad, con la que operan UBER, DIDI, BEAT y otras aplicaciones, es una vez más solo un pretexto para favorecer a unos pocos a costa del derecho de la mayoría. Recodemos que la constitución no incluye entre las actividades estratégicas el transporte público, por lo que el gobierno no cuenta con la facultad de concesionar o establecer berreras de entrada a quienes deseen prestar este servicio. Además, el artículo 123 de la carta magna protege el derecho de las personas al trabajo digno y socialmente útil.
Solo el tiempo dirá que pasará con el servicio de vehículos de transporte por medio de aplicaciones en el AICM. En caso de que las autoridades decidan hacer cumplir la advertencia, la única opción serán los sitios de taxi del aeropuerto, los mismos que han demostrado ser insuficientes y caros.